Los duelos considerados agresivos o violentos, son aquellos que se han producido mediante la muerte abrupta del ser querido, ya sea por asesinato o suicidio de forma repentina sin que haya habido aviso o condición anticipada alguna que nos haga suponer que algo así podría ocurrir.
La violencia y a agresividad expresada en los ámbitos sociales de la actualidad en nuestro país no es sencillo entenderla y analizarla como producto social histórica de una evolución sin sentido de vida, sin capacidades de tolerancia y frustración en los individuos que convivimos dentro de un mundo demasiado competitivo y exigente hacia las relaciones "utilitarias o de uso" en donde lo tangible y material es lo más "valioso" sin acercarnos a lo realmente de valor.
En este análisis no vamos a "echarnos un clavado" a los motivos por los cuales una persona puede decidir quitarse la vida y una persona se le ha quitado la vida violentamente con un asesinato, solo intentaremos analizar las circunstancias posteriores al evento que nos permitirán explicar las formas más adecuadas de establecer un acompañamiento afectivo-efectivo en dichas situaciones de violencia extrema.
El trauma y el shock.
La huella de la experiencia seguida a un acto agresivo o violento que irrumpe intempestivamente en la vida de un ser humano lo llamaremos "trauma"
cuando vivimos este tipo de experiencias las llamamos "traumáticas" dado que dejan esta huella difícil de superar y que nos pondrán a prueba en nuestro sistema de resiliencia.
Y al estado de respuesta producto de un "trauma" lo denominaremos "shock" que podemos describirlo como un estado de congelación anímica o rigidez del estado afectivo producto de la afectación por el trauma de la experiencia de pérdida por asesinato.
En el caso de suicidio, es muy importante el vínculo del suicida con el doliente, mientras más cercano sea este vínculo más complejo el dolor que experimente, sea la madre o el padre o la esposa o el hijo.
No podemos encontrar un paralelismo útil para trabajar los dos duelos, suicidio y asesinato, de manera conjunta, así que en este primer artículo, trabajaremos el asunto del duelo por asesinato.
Tendríamos que analizar un poco a Freud para poder preguntarnos ¿qué es lo que hace traumática una experiencia?
Para el padre del psicoanálisis está claro que lo que hace traumática una experiencia es el hecho de que siga teniendo un peso enorme en el conjunto de los recuerdos posteriores. (1)
Para analizar el proceso de formación del trauma y del shock juntos, tendríamos que analizar el vínculo con la persona amada asesinada y la historia de la forma del vínculo, es decir que lo que nos representa dicha persona en términos de necesidad, y la responsabilidad vista como culpa desde la mirada del doliente cercano, ya sea porque debimos de haber impedido que ese día saliera o debimos de haberlo llevado nosotros mismos,etc.
Algunos de los deudos de la persona que ha sido asesinada, se vuelcan en emociones confusas que se experimentan como coraje, resentimiento, impotencia, frustración, ira. y algunas de las respuestas posteriores al evento violento podrían ser de venganza ante dicha impotencia.
Lo importante del tratamiento posterior es la capacidad de "catarsis" que podría la psicoterapia traer al deudo ante emociones tan caóticas y desordenadas que experimenta. El odio y la ira no deben de "apaciguarse" o transferirse a un estado de pasividad dado que la ira como emoción impetuosa, sigue un camino interior sino se le permite salir. Esto es que la persona que experimenta ira podría enfermar al somatizar la imposibilidad de expresión de dicha ira, ya sea al sistema respiratorio, o cardiovascular.
El efecto del acto violento hacia la familia del difunto.
Cuando se experimenta un acto de tal magnitud de violencia, la familia extensiva tiende a tomar dos posturas ante los familiares directos, ya sea de minimizar los efectos del hecho al pedir que tengan "resignación" lo cual puede ser aún más violento o bien pueden existir ideas de venganza o respuesta legal de justicia, que en el conocimiento de nuestro sistema judicial mexicano, sabemos que es muy pero muy lento y nos somete ante más frustración e intolerancia ahora ante el sistema de justicia negada.
La venganza en un duelo violento, podría usar el espacio afectivo del mismo proceso de duelo ya que utiliza demasiada energía para su planeación y ejecución, es decir, el acto de venganza representa una perturbación del duelo y distrae el proceso de evolución hacia la aceptación del proceso de duelo. (2)
Alguna vez con pacientes que habían experimentado el asesinato del padre, los hijos, desde la visión agresiva, postulaban la pregunta: ¿porqué mi padre tuvo que sufrir una muerte violenta si él no era violento?, ¿Por qué la vida es tan injusta como para permitir esto con mi padre?, una serie de cuestionamientos que no tienen una respuesta clara o que no tienen ninguna respuesta. Ante esto, asumiendo que ellos se decían creyentes cristianos, tome un crucifijo que tengo en mi consultorio y al mostrárselos les dije: ¡ustedes creen que esto fue un acto de injusticia? y esto nos pone en evidencia que nuestras propias creencias profundas se establecen de sistemas que no necesariamente son justos como para dar entrada de manera necesaria a la venganza.
El manejo de la energía en el duelo violento patológico.
Un duelo violento, requiere de demasiada energía para su desarrollo y cierre así como mucho tiempo de trabajo en si mismo, es decir del propio paciente o doliente. Es importante intentar equilibrar en un corto lapso y sin prisas, el desajuste emocional que ha causado el evento de pérdida para que no provoque efectos violentos dentro de la familia y sus relaciones internas. Dentro del modelo sistémico relacional estos eventos producen un conflicto llamado "entropia" o necesidad de conflicto ara poder romper la homeostásis (sistema de equilibrio) y formar un nuevo equilibrio relacional en todo el sistema familiar nuclear (la familia cercana o nuclear).
La posibilidad de expresar de manera fuerte e intensa toda la energía que emana del acto violento que vivió nuestro ser amado es indispensable en la psicoterapia y nos hace pensar que será muy difícil la resolución del conflicto de duelo violento sin acudir necesariamente a una experiencia profunda de psicoterapia con algún especialista del tema. Esto no se puede resolver solo con el tiempo, solo con una consejería espiritual o religiosa, debe de ser expuesta a tratamiento psicoterapéutico y/o psiquiátrico en caso de alguna necesidad de que exista algún trastorno de ansiedad mayor producto del evento.
No basta con hablarlo y hablarlo, las estrategias de resolución terapéuticas deberán ser prácticas dinamizadoras que remuevan desde el interior con energía, la energía que se encuentra comprimida por el shock y el trauma, de preferencia deberá ser trabajado desde todo el sistema familiar nuclear teniendo en cuenta si hay niños pequeños en dicho sistema para incluirlos y diseñar un sistema terapéutico que les permita la expresión del enojo a los niños y darles la oportunidad de abrir sus emociones en el espacio de tratamiento.
Duelo Suspendido o congelado.
Este es el tipo de duelo que se vive cuando no podemos recuperar el cuerpo mortuorio de quien ha sido asesinado o de quien ha sido privado de su libertad, desgraciadamente esto es una realidad cada día más frecuente en nuestro país, Todo muerto debe tener derecho a una exequias, ritos funerarios, pero para esto requerimos del cuerpo físico de la persona amada privada de su libertad y asesinada, El rito funerario, es uno de los símbolos más importantes para la elaboración del duelo y el cierre de ciclo en lo definitivo que significa el acto de morir. Cuando no tenemos la certeza de la muerte, aún cuando tengamos todos los indicios de ella por las formas de un secuestro o sus investigaciones hemos perdido esos simbolismos esenciales para darle un criterio definitivo a la partida y su posterior elaboración del duelo respectivo. (3)
En el próximo articulo analizaremos el evento del suicidio como duelo violento.
Pablo Lorenzo García Psicoterapeuta Gestalt y Tanatólogo
Referencias Bibliográficas:
(1) Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar (Breuer y Freud). En J. Strachey (Trad.), Obras Completas (Vol. II, pp.27-44). Buenos Aires: Amorrortu
(2)Soria Escalante, Hada; Orozco Guzmán, Mario; López Peñaloza, Judith; Sigales Ruiz, Silvia Rosa Condiciones violentas de duelo y pérdida: un enfoque psicoanalítico Pensamiento Psicológico, vol. 12, núm. 2, julio-diciembre, 2014, pp. 79-95 Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia
(3) Tanatología, la inteligencia emocional y el proceso de duelo. Castro González, María del Carmen, Editorial Trillas, México 2007 pags 159-165
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